lunes, 30 de abril de 2012

BIOGRAFIA:




MUSICO Y COMPOSITOR.- Nació en Loja el 10 de enero de 1.901, Fue su padre el Doctor Juan Cueva García, ilustre abogado profesor del Colegio "Bernardo Valdivieso" de Loja, Cónsul del Ecuador en New Orleans, Ministro Plenipotenciario en Londres en 1.916 y luego en Panamá y Vicepresidente del ferrocarril ecuatoriano en New York. Fue su madre Zoila F. Celi Castro, prima hermana del notable compositor Salvador Bustamante Celi, todos lojanos.
Nació normal pero la inexperiencia del médico que le trajo al mundo, quien le puso en exceso nitrato de plata, le ocasionó un daño permanente en la vista, agravado a los cinco años cuando otro médico le recomendó unas ciertas gotitas dizque para mejorarlo, pero de la botica mandaron el remedio equivocado y al ponerle en el ojo izquierdo se lo quemaron para siempre, pues era un ácido. Desde entonces veía muy poco y únicamente con el derecho, era casi un ciego.

El niño se hizo tímido y meditabundo y rehuía el trato de sus compañeritos de escuela, refugiándose en la música pues poseía buen oído y excelente voz y aprendió sin maestros. Cuando ingresó al Colegio de los Hermanos Cristianos ya sabía tocar al piano con alguna destreza y fue la admiración de todos. El mismo diría después: "Era yo muy niño, iba a la escuela, a la espalda un morral y en mis manos un rondín y todas las mañanas al volver de clases, el Gerente de la Singer, un señor Lebly, me esperaba al paso y luego de oírme tocar, me regalaba una peseta. Mi nuevo profesor, el Hermano francés Antonino, solía decir: A Segundo debemos ponerlo en manos del franciscano Antonio Vega, gran violinista doctorado en Lima, quien hizo de mí un amante de la música.

 Desde los siete años empecé a escribir música religiosa para el Coro de San Francisco; más tarde, vino la música profana, particularmente la de la tierra, pues el padre Vega me enseñó composición, armonía, dictado musical". De nueve años se presentó por primera vez en público con gran éxito, ejecutando piezas sencillas en el armonio de esa iglesia pues sus piernas no alcanzaban los pedales.

En 1.916 formó parte del "Sexteto de Loja" con Francisco Rodas Bustamante, Segundo Puertas Moreno, David Pacheco, Serafín Alberto Larriva, Manuel Torres, Sebastián Valdivieso Peña y Antonio Eduardo Hidalgo. En 1.917 aprendió a tocar violín sólo con el método “Maya-Van” que le envió su padre desde los Estados Unidos.
Poco después comenzó a hacer voluntariado con las monjas de Loja y daba clases particulares de música para ayudarse pues era muy pobre y vivía con su madre de lo que buenamente ella producía en labores de mano.
En 1.920 su gran amigo Emiliano Ortega Espinosa le pidió que pusiera música a la poesía Vas Lacrimarum de José María Egas y así fue como nació el pasillo de ese nombre.


 Dictó clases de música en el Colegio Bernardo Valdivieso, para el cual compuso su himno. A los 16 años de edad compuso el pasillo “No importa, no”, el primero de una serie de composiciones musicales que incluye: valses, himnos, canciones escolares, una fantasía y una colección de nocturnos; entre sus obras representativas, muchas de ellas grabadas en sellos fonográficos extranjeros, anotamos los pasillos: “Pequeña ciudadana”, “Amargos resabios”, “Corazón que no olvida”, “Elogio a la mujer quiteña”, “Princesa”, “Deja”, “Desolación”, “Madrigal de seda”, “Vaso de lágrimas”, “Olvida corazón”, “Para tus ojos” ;  los valses: “Dulces tristezas”, “El día que me quieras”, “Tardes del Zamora”.

  Aproximadamente tres mil composiciones nos hablan del inagotable talento y sentimiento del artista, a quien el Gobierno Nacional impuso la Máxima Condecoración al Mérito.
Se radicó en la ciudad de Quito, donde falleció el 17 de abril de 1969 a los 68 años.






 
SU MUSICA:







Dejó doce álbumes de música que esperan su publicación, más de ochenta composiciones grabadas dentro y fuera de la República y casi tres mil temas diferentes que algún día deberán ser difundidos. Fue un musicólogo excepcional (Compositor y ejecutante notabilísimo) que también escribió ensayos sobre aspectos esenciales de la música, mucho de los cuales salieron publicados en la revista "Mediodía", órgano del Núcleo Provincial de Loja.

Fue austero y de escasa vida social, a pesar que en confianza era sumamente comunicativo. La radio “La voz de los Andes” conserva en sus archivos versiones magnetofónicas de sus numerosas intervenciones, que demuestran la depurada técnica que había adquirido en la ejecución del violín y piano, también fue muy diestro en la guitarra, el acordeón y el bandolín y en éste último instrumento logró hermosas interpretaciones religiosas.


 
 





SU MUERTE:


La noche anterior a su muerte, estando en su casa el Dr. César Ayora -médico de cabecera- acompañado de dos jóvenes galenos lejanos que en el Colegio Valdivieso habían sido sus discípulos en las clases de música, el enfermo pidió que les sirvieran algún refrigerio o una copita de vino y poco después entró en coma, falleciendo al día siguiente 17 de abril de 1.969, a las 12 y 10 de la larde, de 68 años de edad, siendo sepultado en la cripta de la Iglesia de San Francisco.

Su deceso produjo consternación en toda la República. Su provincia decretó tres días de duelo y al poco tiempo en 1.973 le levantó un busto en bronce para perennizar su memoria.





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